La plaza
como la llamábamos los chiquillos que jugábamos en ella, antes era
un huerto de naranjos donde bajaba a jugar con mi perro, cuando
cumplí tres o cuatro años desapareció el huerto y fue transformado
en la plaza que hay hoy en día. Muchas horas por la tarde he pasado
en aquella plaza jugando con mis amigos, con cualquier cosa nos
entreteníamos. La mejor época del año era verano, esos días tan
calurosos que la mayoría de las tardes hacíamos guerras de globos
de agua, luego a la noche cenábamos todos los chiquillos juntos, y
luego hasta que nuestras madres nos llamaban, se nos veía jugando al
escondite. A veces echo de menos esa época donde tanta actividad se
veía hará unos diez años, ahora cada vez que paso apenas veo niños
disfrutando de los juegos que hay en la plaza.
Roberto Jerez Arellano.
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