Cuando
tengo un ratito de mi tiempo vengo a este lugar a relajarme, sentarme
en un banco a observar, escuchar y pensar en cosas, cosas que rondan
en mi cabeza, o dejar la mente en blanco y sentir esa paz...
Va armándonos, desarmando lo que somos, la ciudad: con el propósito de contar ese continuo hacerse y deshacerse, miramos en sus pedazos: un patio, los futbolines de la esquina, esa plaza, el muelle. La fotografía y la escritura recortan el espacio que hemos preferido para decirnos. Este Callejero algo sentimental sirve para andar Sagunto y sus países vecinos siguiendo el itinerario abierto de las historias ilustradas de sus habitantes más o menos pasajeros.
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