Era el verano del año 1953, y
aquí en Sagunto se celebraron las fiestas patronales centenarias de San Abdón y
Senén, a los que se conoce como los Santos de la Piedra – será por las
tormentas de verano- pues se celebran el 30
de Julio. Tenía ocho años y vivía en la calle del
Buen Suceso nº 33, que está situada hacia el norte de la ciudad. Fueron las
vivencias de unas fiestas inolvidables, pues se organizó en arreglar las calles
lo más bonitas posible. Todas las tardes
las vecinas se reunían en una casa con una planta baja muy grande y allí se
preparaban los adornos, que eran con hojas de maíz hacer unas guirnaldas, y yo
junto con mis amigas nos encantaba ir ayudar a pelar las mazorcas y recoger las
hojas, otra gente mayor las tintaba de colores y ya secas unían con hilo para
colgarlas en lo alto de las casas. Se hicieron también unas lámparas de cañas
cortados en pedazos pequeños, era mi padre el encargado de cortar todas las
cañas que fueron necesarias. A mí me encantaba todo aquel trajín pues se hacía
con mucha armonía, no faltaban nunca risas y novelas radiofónicas. Me gustaba
escuchar lo que hablaba la gente mayor, pero a las niñas nos mandaban a jugar
pues siempre se contaba algún chiste picante.
Aquellas fiestas y la calle donde pasé
mi infancia fueron inolvidables, y
siempre perdurarán en mi memoria, le dieron el tercer premio a la calle mejor
adornada.
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