viernes, 9 de enero de 2015

María José Barreda Rochina. Playa de Canet.



Hace unos años, en realidad no sé cuántos, lo que sí sé es que era verano, pues estaba en la playa. Una noche, allá a las nueve, me fui a la orilla del mar. No había nadie, y yo me puse allí con mi silla de ruedas, cerré los ojos, y oyendo el rumor del mar. Corría una brisa muy agradable, me relajé completamente y sentí una paz que no había sentido nunca, eso fue un momentazo para mí, en ese momento no me hacía falta nada ni nadie, fue un gozazo.

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