sábado, 10 de enero de 2015

José Perez Zamora. San Cristófol y la niña austríaca


Carlos, pintor y naturalista en sus ratos libres , después de cumplir con el preceptivo horario laboral en una empresa, era excursionista .En sus excursiones al monte o al mar plasmaba aquello que veía y luego los pintaba. En algunas de sus salidas contaba conmigo, a pesar de la gran diferencia de edad . Nos entendíamos porque ambos hablábamos poco, mientras él captaba con sus ojos aquello que luego quería plasmar en un lienzo yo me entretenía jugando y correteando.
Un día preparó una salida a San Cristóbal ( como así lo conocíamos en aquellos tiempos allá por el año 1947). El preparaba todo, agua, comida, máquina de fotografiar, sombrero y garrote.
Aquel día nos acompañaba Liselote, niña austriaca que fue acogida por un familiar de Carlos, en una misión de refugiados de niños procedentes de Austria, una vez acabada la segunda guerra mundial .
Siempre empezábamos igual , cuando la excursión era fuera del Puerto: Trenillo hasta Sagunto y desde la estación, unas veces al monte, otras al castillo y esta vez a la ermita.
Mientras Él observaba el paisaje, Liselote y yo jugábamos entendiéndonos por señas, ya que ella no entendía ni palabra en castellano ni yo en alemán.
El día fue precioso porque además de contemplar las maravillosas vistas que desde San Cristóbal se aprecían, aprendí una nueva forma de comunicarse. “ Comunicación por señas “Nos entendimos los tres sin mediar casi una sola palabra.
Mientras jugábamos nos encontramos un papel sucio por el tiempo que había pasado semienterrado,en cual se mal leía:

Siguieron las excursiones a otros lugares , con más entendimiento verbal, ya que Liselote aprendió muy pronto el castellano.

Liselote se marchó a Austria y el año pasado nos encontramos de nuevo, con motivo de una visita que ella realizó a sus padres españoles.

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