sábado, 31 de enero de 2015

Enrique Yáñez Rubio. Recuerdos de un niño del puerto.



Así es como te recuerdo, en mi mente juguetona e infantil:
Te recuerdo alzándote como una gran torre de madera, abriéndote paso entre los cielos y acariciando las nubes que pasaban juguetonas entre tus brazos. Tu piel era rugosa, de color chocolate y  llena de verruguitas. Tus brazos, de distintas formas y distintos grosores, eran fuertes, y amables. Tus hojas parecían pétalos de una gran flor que se caían día tras día por culpa del jugueteo con tu preciado amigo, el viento.
Te recuerdo siempre dispuesto a jugar. Siempre nos esperabas en el mismo lugar, en la misma posición y con la misma expresión. Jugábamos a trepar por tu cuerpo, a colgarnos de tus brazos, a observar la vida que había en tu interior y a preguntarnos como seria ser aquel insecto que trepaba por tu tronco y se perdía en las hojas más altas de tu follaje.   
Te recuerdo protegiéndonos de las lanzas de luz y calor que nos lanzaba el vil sol en aquellas calurosas tardes de verano.  Con tus escudos verdes y tus fuertes brazos nos proporcionabas un lugar donde reunirnos, un lugar donde charlar y donde pudimos contarte mil y una historia. Donde podíamos sentirnos pequeños monos juguetones que soñaban con alcanzar las nubes y que gracias a ti, nos creímos capaces de alcanzarlas.  
Te recuerdo, como una especie de guardián en el que nos podíamos refugiar, el que nos ayudaba cuando nos perdíamos en el ajetreado día de los adultos. Un consejero al que le podíamos contar nuestras penas o nuestros pecados sabiendo que tú jamás dirías algo, sabiendo que tú nos escucharías sin juzgarnos. Un sabio que había presenciado los grandes cambios que había sufrido su pequeño pueblo. Un niño que siempre estaba dispuesto a jugar y que jamás se quejaba o lloraba.
Te recuerdo, cada día que paso por ese lugar en el que tú estabas, te recuerdo. Ahora ya no estás y lo único que nos queda de ti son tus recuerdos, aquellas tardes de juegos y el sonido de tus hojas. Ahora solo nos queda eso, recuerdos de cuando éramos niños.




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